Es el icono más representativo de la ciudad, y es imposible que pase desapercibida. La parroquia original se construyó a finales del siglo XVII con un diseño convencional y modesto. Ya en el siglo XIX (entre 1880 y 1890) el albañil Zeferino Gutiérrez construyó una nueva fachada inspirada en dibujos, grabados y postales de catedrales de Europa. Es una de las iglesias más fotografiadas de México.
Ofrece misas: De lunes a viernes: 7:00, 8:00, 12:00 y 19:00 hrs. Sábados: 7:00, 8:00 y 12:00 hrs. Domingos: 7:00, 8:00 10:00, 12:00, 13:00 y 14:00, 18:00, 19:00 y 20:00 hrs.
A 7 minutos caminando desde el departamento.
Podría resultar inquietante pensar que tras el altar de este oratorio se esconde la imagen de un ternero, símbolo innegable del paganismo. Según la leyenda, y para evitar los saqueos de la época de la Revolución, los sacerdotes escondieron los tesoros de la iglesia en un ternero discado que hasta la fecha permanece allí.
En principio se trataba de una capilla india, y su “españolización” se dio hasta 1720; por ello es que tiene un estilo “más indígena” que el resto de templos en el centro de San Miguel. Su “excentricidad” se debe a las vistosas ofrendas que la gente deja cerca de la estatua de Martín de Porres. En este oratorio comienza la Peregrinación del Silencio el viernes de Semana Santa.
A 7 minutos caminando desde el departamento.
El recinto se encuentra en una en la Plaza de San Francisco, uno de los lugares más típicos y fotografiables de San Miguel Allende. Se comenzó a construir en 1778 y tardó más de 20 años en terminarse, por lo que se observan cambios arquitectónicos dependientes del periodo y de la moda. Su maravilla se encuentra en el trabajo sobre piedra, un arte que alcanzó aquí su máximo esplendor a finales del siglo XVIII.
El principal interés, además de su ya mencionada singularidad arquitectónica, consiste en compararlo con la iglesia a su lado llamada “De La Tercera Orden”. Tienen un siglo y medio de diferencia, y uno puede ver el cambio entre una sociedad pionera y una rica comunidad en la cima de la paz anterior a la Revolución.
Se financió parcialmente por donativos de familias locales y parcialmente por fondos adquiridos a través de las corridas de toros.
A 5 minutos caminando desde el departamento.
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